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Trabajar para la gente a través de procesos de trasnferencia de información es mi motivación.

lunes, 28 de enero de 2008

Manejo de conocimiento: realmente un nuevo concepto

MANEJO DE CONOCIMIENTO: REALMENTE UN NUEVO CONCEPTO?


Karla Vanessa Bonilla

En Mayo del 2003 se realizó en la Universidad de Salamanca un Coloquio internacional de ciencias de la información[1]. El tema central fue “manejo de conocimiento”. Lo llamativo y estimulante del evento era en lo personal, el llegar al máximo entendimiento de la relación y aplicación de este tema con las ciencias de la información.

Realmente durante mi época de estudiante y durante el tiempo que viví en Centro América no había escuchado hablar sobre esta terminología, por tanto dudaba que se trataba de una nueva rama dentro de las ciencias de la información o dentro de la informática. En todo caso mi primera impresión, me llevó a relacionar “manejo de conocimiento” con el sector educación. Sin embargo este sector quedaba chico para semejante terminología, pues conocimiento implica, el impacto que genera la información en el ser humano.

Desarrollar una hipótesis o debatir sobre generación de conocimiento, se torna un tema complejo debido a que el conocimiento en si, es abstracto hasta que se materializa en un hecho concreto, que puede ser visible y comprobable; no obstante, la aplicación de un mismo conocimiento puede tener diferentes aplicaciones ya sean positivas o negativas, todo caso dependerá de la razón estimulante de aprendizaje.

Un ejemplo que nos puede servir para analizar este punto es el estimulante de un niño de educación básica, ya que este puede varía de un niño a otro. Para algunos será el tener un espacio con chicos de su edad, otros el deseo de aprender en la escuela y el deseo competitivo de ser el ser mejor en la clase.

Sobre este mismo análisis, es posible afirmar que el uso de multimedia, Internet e información en formato digital, es una herramienta de doble filo, debido a que puede no siempre pueden generar resultados deseados. Luis Fernando Ramos sostiene que la información digital como conjuntos de impulsos electrónicos son capaces de producir texto e imágenes en una pantalla, pero esta información carece de implicaciones etimológicas, y con esto se pone en duda la capacidad de transmitir conocimiento genuino y por ende verdadero.[2]

Actualmente los sectores de educación, ciencia e investigación y el comercio, utilizan estos medios para estimular la producción de conocimiento, ampliar el universo de acción, mejorar y agilizar los procesos de comunicación e intercambio y superar los niveles de competencia. No obstante paralelo a esta buena intención, existe un grupo que se dedica a producir ruido en los procesos de comunicación, mediante programas que generan ruido (basura) y los llamados espacios de “entretenimiento y ocio” que van desde la producción de virus que dañan los softwares, hasta el bombardeo masivo de propagandas de todo tipo, que van desde la promoción de espacios comerciales, hasta espacios de enajenación humana como la pornografía.

Evidente mente las nuevas formas de transferencia de información representa un gran avance tecnológico, pero no necesariamente un progreso en la calidad de generación de contenidos de comunicación y de generación de conocimiento.
Quizás es acá donde se plantean los nuevos paradigmas de las ciencias de la información y comunicación.

En este sentido e intentando relativar un poco esta situación con la gran cantidad de pobreza existente en el mundo, podemos pensar que deberá ser el bibliotecario, documentalista o trabajador de la información dentro de sus organizaciones, los que deberán tratar de inventar la fórmula estimulante (quizás vía educación de usuario?) para la transformación de la información en conocimiento.


¿Un nuevo concepto o una nueva rama de las ciencias de la información?

Realmente resulta interesante evidenciar la relación entre “manejo de conocimiento”, y las ciencias de la información, dado que es posible redireccionar el proceso de recuperación de información como medio válido para la generación de conocimiento y el uso de la información digital y servicios en línea, como recursos estimuladores para la generación y difusión de conocimiento.

Haciendo una revisión a la literatura sobre teoría de la información y documentación[3] queda en evidencia que la tradicional función de la cadena documental, ha sido la transferencia de información como mecanismo de almacenamiento, organización, búsqueda, recuperación y acceso de la información. Sin embargo antes de auge de la Internet, ya otras ciencias como las económicas y sociales, buscaban nuevas mecanismos para el rápido acceso de la información como medio estimulante para el desarrollo dinámico y productivo de conocimientos. De esta forma el conocimiento es manejado de forma estratégica para el desarrollo socio-económico.

A partir de este fenómeno, el sector de ciencias de la información inició a transformar su empresa, promoviendo la creación de servicios de información con valor agregado[4]. El valor agregado en este sentido significaba: la selectividad temática, actualidad del contenido, accesibilidad inmediata en diferentes formas de presentación de la información y la posibilidad de consulta-uso desde diferentes puntos de salida.

Hasta acá la documentación y la bibliotecología lograron responder ante las nuevas demandas de los investigadores, pero lamentablemente no lograron generar los verdaderos estimulantes para la generación o bien para el manejo de conocimiento. Quizás una de las razones es por que el desarrollo tecnológico va mucho más rápido con relación a las capacidades de modernización institucional, entonces, hasta este momento los bibliotecarios y documentalistas se convierten en vigilantes de los equipos y programas para que no sean dañados, en vez de convertirse en facilitadores de los mismos como instrumentos para la generación de conocimiento.

En este sentido no resulta verdadero hablar sobre “manejo de conocimiento como una nueva rama, sino como un nuevo concepto sinónimo, para referirnos a lo que conocemos como gerencia, administración o sencillamente manejo de información.
La novedad de esta nueva terminología se basa fundamentalmente en que el término “manejo” tiene como único y total objetivo, la transformación de la información en conocimiento, en cambio gerencia, el manejo o administración de información, tiene como objetivo, la estratégica manipulación y organización de la información para su eficiente y eficaz búsqueda y recuperación.


El desarrollo continuo de la tecnología y su impacto en el manejo de conocimiento.


El desarrollo de diferentes y novedosos medios para la producción y distribución de información, es en los últimos 10 años muy acelerado, de tal forma que no hemos terminado de acostumbrarnos al uso de ciertos programas, cuando ya hay otros en el mercado, o bien no hemos terminado de potencial izar el uso de nuestros equipos periféricos, cuando ya el mercado nos ofrece un nuevo producto cinco o diez veces mejor que él que tenemos en uso. Un ejemplo concreto que podemos citar son los medios de producción, almacenaje, lectura y difusión de información. Acá podemos recordar como en los años 70’s se usaban tarjetas perforadas para almacenar información, luego en la década de 80’s era muy popular los discos grandes flexibles de ½ que rápidamente fueron sustituidos por discos pequeños de ¼.

Hoy día podemos observar como estos pequeños ya están siendo sustituidos por los el CD-Rom con mucha más capacidad de almacenaje de información, sin embargo refiriéndonos al desarrollo acelerado de las tecnologías, observamos que el CD-Rom, tiene limitantes para manejo de información interactiva, por tanto ya encontramos en el mercado los DVD, que son en realidad lo mismo pero con una capacidad mayor de almacenamiento de diferentes tipos de información (texto, sonido y video), que pueden o no establecer relaciones a un mismo momento de lectura, causando un efecto interactivo.

Lo más sorprendente de todo esto, es que no ha pasado mucho tiempo desde que salieron al mercado los DVD con precios más accesibles, cuando ya esta tecnología viene siendo sustituida por la Internet, pues resulta más barato y más impactante almacenar y difundir información en un sitio Web en Internet, que en un súper disco óptico.

Efectivamente, el acelerado desarrollo en los medios de producción y distribución de información, impacta sustancialmente en la organización y manejo del conocimiento, pues toda la estrategia definida por las organizaciones, debe ajustarse a la nueva infraestructura tecnológica, requerida para el acceso de un universo mucho más grande de información. El riesgo acá es que el manejo de conocimiento se torna más complejo, debido a tres visibles situaciones:

1. La gran abundancia de información genera una necesidad de selectividad inmediata por temas, aspecto que queda un poco resuelto con el uso de programas específicos conocidos como “buscadores y coladores” (yahoo, altavista, etc.) Es decir, los buscadores se convierten en herramientas muy útil para el usuario, ya que permite realizar búsquedas rápidas que responden a condiciones establecida por el usuario y por ende los resultados proporcionan un universo más pequeño pero a la vez específico sobre un cuestionamiento concreto. Sin embargo el uso de estos buscadores genera en cierta forma la limitación a un universo subjetivo, donde se corre el riesgo de perder acceso a la información, que por su presentación o X razón, es excluyente por el programa buscador y que quizás puede ser relevante para el usuario.

2. Otro punto interesante es que podemos observar que la capacidad de asimilación y transformación de información a conocimiento en el ser humano es inferior a la gran cantidad de información disponible.

3. Acceso a ese conocimiento. La disponibilidad de diferentes tipos y formas de información que pueden o no interactuar a un mismo momento, genera también la necesidad del uso apropiado de tecnología, es decir equipo periféricos especiales y una buena plataforma de comunicación. Lamentablemente algunos países de América Latina no pueden realizar fuertes y rápidas inversiones en esta área debido a la recesión económica, por tanto la tecnología camina a paso de tortuga.

La visión positiva en este sentido que el intercambio académico entre América Latina y algunos países de Europa, donde este grupo académico son los portadores de la visión y experiencia de este desarrollo tecnológico hacia América Latina, de tal forma que cuando regresan, indirectamente generan la necesidad-demanda de inversión.[5]


Acciones a corto plazo

Para finalizar estas reflexiones sobre el tema de manejo de conocimiento, me permito expresar que el tema de manejo de conocimiento es extremadamente complejo, debido a que la transformación de la información a conocimiento, no sólo depende del uso de modernas tecnologías, o de una excelente estrategia de gerencia de información, sino de la influencia de los entornos que rodean al usuario que consume la información y de sus propios intereses.

Dicho lo anterior y pensando en alto, el rol del intermediario entre la información y el que la demanda, debe apuntar a estimular la generación del conocimiento y no a garantizar la producción misma. En este sentido algunas acciones inmediatas del gremio de trabajadores de la información podrían ser:

a. Promover un cambio dinámico en la gerencia o administración de información hacia una nueva visión de manejo de conocimiento. Quizás tendríamos que reflexionar sobre nuevos roles del profesional de la información.

b. Transformar o innovar nuevos servicios que no sólo brinden la posibilidad de búsqueda y recuperación, sino estimulen un proceso de generación de nuevos “conocimientos”. Es decir intentar ir más allá de los procesos tradicionales de la cadena documental. Por ejemplo en una biblioteca escolar, se podría promover la discusión de temas, concursos narrativos o proyectos de ciencias, etc. a partir de la información existente en la biblioteca.

c. Ocupar un liderazgo en la discusión del tema, organizando en el ámbito de países eventos y actividades que aportes al análisis del tema, incorporando a los diferentes sectores generadores de conocimiento (económico, social, educación, etc.), a fin de obtener una visión sistémica del tema.

d. Definir una estrategia para la organización y administración de los recursos de información que incluya acciones concretas para el uso de la información analógica o digital y de los servicios en línea como recursos estimuladores para la generación y difusión de conocimiento científicos.

e. Uso de estándares internacionales para la organización de la información, que permitan una rápida transferencia de la información de un medio tecnológico existente a uno más moderno.

Finalmente y resaltando la importancia del rol de los facilitadores de información, me permito concluir con la siguiente reflexión: “… de hecho la información se confunde con la vida, porque sin la información no hay vida y sin vida la información no tiene sentido. ” [6]
[1] Coloquio internacional de ciencias de la documentación. Universidad de Salamanca; Servicios de cursos extraordinarios y formación continua.— Salamanca 5 al 7 de mayo 2003.

[2] Impacto de las publicaciones electrónicas en las unidades de información / Luis Fernando Ramos Simón . – Madrid : Editorial Complutense, 2003 p. 6.

[3] La ciencia de la documentación y sus tecnologías / Nuria Amat Noguera .— Madrid : Ediciones Pirámide , 1994. 538p

[4] Aproximadamente este hecho inicio en América Central en 1995 con la masificación del uso de los computadores y la conexión de internet.

[5] Muchos estudiantes extranjeros que vienen a la Universidad de Wageningen en Holanda para realizar cursos de especialización, master ó doctorado. Durante su estadía, que puede variar entre 18 a 24 meses, tienen acceso a toda la red de información de la Universidad, lo que les permite el acceso a revistas científicas mundialmente reconocidas, administradores de revistas http://www.sciencedirect.com/] etc. Una vez que ellos terminan el programa de estudio pierden el derecho de acceso a estos servicios, pues resultan extremadamente costosos.

[6] En: El libro digital y la WWW/ Lluis Codina. — Madrid: Ediciones Tauro, 2000. p. 54

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